¿Sabías que el 42,3 % de las ofertas de trabajo en 2018 ya eran para alumnos de FP?
Este dato procede de un informe realizado por Addeco e Infoempleo, empresas especializadas en contratación de personas. ¿Esto qué quiere decir? Que las ofertas de trabajo para alumnos de FP superaron por primera vez a las de los universitarios que se quedaron en un 38,5 %, y esta tendencia, ha continuado.
Actualmente, debido a la crisis del coronavirus, toda la economía atraviesa un momento difícil, donde la empleabilidad se ha visto afectada. Es muy complicado predecir cómo evolucionará el mercado de trabajo en los próximos meses, e incluso años, pero lo que sabemos es que esta tendencia de aumento de empleabilidad en perfiles de alumnos con formación técnica seguirá confirmándose con el paso de los años, y sobre todo, cuando volvamos a la normalidad, no a la nueva, sino a la de siempre.
Será en ese momento cuando haber invertido dos años de tu formación en realizar un ciclo de grado superior tendrá más sentido que nunca porque la formación en tiempos de crisis es la única herramienta para hacer realidad la premisa “reinvéntate”.
1. Formación Profesional es sinónimo de empleabilidad.
La realidad empresarial está en constante evolución. Cambia, se adapta a las necesidades del mercado y por supuesto, a las nuevas tecnologías, incorporando con frecuencia nuevas aplicaciones que mejoran su productividad y optimizan los procesos de producción y/o prestación de servicios. Sin embargo, el sistema educativo no está logrando incorporar al mismo ritmo toda esa evolución y realidad del sector empresarial en los contenidos curriculares y prácticos de muchos itinerarios formativos. Todavía existe un gap, un hueco, entre lo que muchos estudiantes universitarios saben o conocen sobre una profesión y lo que realmente necesita la empresa de ellos para incorporarlos con rapidez y éxito a su plantilla. Esto genera la necesidad, por parte de los alumnos, de continuar formándose y entrar en una espiral recurrente que genera esa tediosa sensación de “estar formándose continuamente”.
La adaptación pasa, irreversiblemente, por enlazar más eficazmente el tejido empresarial con la formación en cualquier nivel educativo, pues conocer el destino profesional al que nos dirigimos en nuestra etapa educativa con transparencia consigue que podamos trabajar nuestro talento y nuestros conocimientos de forma más eficiente, y “demos en el blanco” a la hora de escoger el itinerario formativo que más rápidamente nos lleve hacia ese futuro profesional en el que queremos desarrollar nuestro día a día a nivel laboral.
Desde Cámara FP estamos convencidos de que éste será el futuro a todos los niveles educativos, tanto en educación secundaria como en educación superior. Pero lo que actualmente se plantea como un futuro en el contexto de ESO, Bachiller o Universidad, hace unos años que se ha convertido en el presente de la Formación Profesional.
Con una formación mucho más práctica, y una relación estrecha con las empresas, potenciada aún más con la FP Dual, la Formación Profesional ha logrado dar protagonismo a las empresas que buscan profesionales, participando activamente en la formación de esos futuros trabajadores que en tan solo dos años adquieren las competencias, el conocimiento y las habilidades para sumar dentro de su organización. De ahí que se publicara hace unos meses el siguiente titular:
EL 70% de los empleos se sitúan en la empresa donde los alumnos han realizado las prácticas formativas (FCTs).
2. Formación Profesional, la opción para lograr trabajar de algo que te gusta en menos tiempo.
El siguiente dato es muy interesante: El Ministerio de Educación, desde verano de 2018, ha pasado a denominarse Ministerio de Educación y Formación Profesional. Y la apuesta de las Administraciones Públicas por este tipo de formación no viene únicamente avalada por esta asunción de la FP por parte del Ministerio de Educación (antes dependía del Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales, sino que también ha elaborado un documento muy importante en el que se le concede a la FP protagonismo, peso y futuro: el I Plan Estratégico de la FP.
Por consiguiente, en España, la FP ya hace tiempo que “ha despegado” y ahora va cogiendo cada vez más altura, siguiendo los pasos de nuestros vecinos europeos. Esto quiere decir que, si un alumno de Bachiller se plantea el dilema entre Universidad y Formación Profesional de Grado Superior, esta segunda opción es una buena vía para lograr la madurez y la evolución personal y profesional que les permita trabajo y encontrarlo pronto (solo en 2 años de formación).
De hecho, como comentabamos anteriormente, muchos estudiantes de FP Grado Superior, cuando realizan las prácticas de 4 meses en 2º, tienen la posibilidad de quedarse en esa empresa contratados. Hay quienes escogen hacerlo porque quieren continuar especializándose y creciendo profesionalmente dentro de la empresa y los hay que, o bien deciden compaginarlo con estudios universitarios, o bien se centran únicamente en seguir su formación como estudiantes a través de la Universidad, donde tienen acceso directo desde la FP de Grado Superior.
Actualmente, está demostrado los alumnos que entran a la Universidad desde un ciclo formativo sacan mucho más partido al Grado Universitario debido a:
- Que ya tienen conocimientos teóricos y prácticos de las materias relacionadas específicamente con el grado.
- Que tienen un nivel de madurez mayor que el de otros perfiles más Junior.
- Que han estado trabajando en el sector empresarial directamente relacionado con las salidas profesionales del grado.
- Que han trabajado habilidades transversales (soft skills) de forma activa durante dos años.
¿Todo esto en qué se traduce? Una vez más, mejora de su empleabilidad.
3. Los alumnos de FP hablan en el mismo idioma que el entorno laboral en el que quieren trabajar.
Como hemos dicho anteriormente, aún existe la creencia de que siempre es mejor estudiar un Grado Universitario, y para según qué profesiones así es, pero como hemos visto, para otros trabajos lo mejor es la FP. ¿Por qué?
Los estudios universitarios pecan muchas veces de ser muy generalistas y teóricos, incluso muchas veces se actualizan más lentos que el propio mercado real, además, los imparte un profesor que rara vez ha trabajado fuera de la docencia, lo que provoca que, al salir de la Universidad, los alumnos tengan un conocimiento generalista pero insuficiente o poco adaptado a la realidad empresarial, y tengan que volver a aprender el oficio sin tener experiencia, algo así como llevar “la L de prácticas” en el mundo laboral, lo cual les penaliza a la hora de acceder a puestos intermedios desde los que ascender, tal y como les corresponde al tener un título universitario.
Sin embargo, la FP es mucho más práctica y concisa, aporta un título que permite encontrar puestos cualificados y lo que de verdad nos enseña en la vida, es la experiencia y la práctica. El camino se hace andando, como se suele decir. Por tanto, estas capacidades técnicas son más valoradas por las empresas a día de hoy.
De modo que, cuando un alumno universitario termine (con máster incluido) su formación, un alumno de FP Grado superior lleva, como mínimo, trabajando 3 o 4 años, ya sabe qué idioma, qué procesos, qué aplicaciones y qué realidad hay en su entorno profesional e incluso quizá, al mismo tiempo, ha obtenido una titulación universitaria o de especialización.
4. Los empleos del futuro estarán más dirigidos a las personas con conocimientos prácticos.
Vivimos en entornos VUCA, es decir, entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. Ello implica que las empresas necesitan personas que puedan ser productivas desde el primer minuto y han encontrado en la Formación Profesional el lugar donde buscar ese talento.
Por todo ello es importante que, tanto si eres alumno de GM, como de Bachiller, si eres Universitario o trabajador desencantado, o bien familiar de alguien que tiene que escoger una opción que le acerque en solo dos años a ese entorno profesional en el que ser feliz y desarrollar su crecimiento personal y laboral, analices bien todos los “pros” que tiene este tipo de formación, muchas veces denostada pero que cada vez está más y más valorada.
Apostar por incluir este viaje de dos años en tu itinerario formativo multiplica potencialmente tus posibilidades de encontrar trabajo y crecer profesionalmente una vez dentro, y tener la capacidad de adaptarte rápidamente a un entorno que, como hemos visto estos meses, cambia de un día para otro, así que ya sabes cuál es nuestro consejo: